Presentan una serie de ventajas frente a los demás tipos (gel y ácido plomo) como puede ser la mayor capacidad de acumulación en el mismo espacio.
Son más ligeras y además no presentan riesgos de incendio si se dejan conectadas.
La autodescarga es menor en este tipo de baterías por lo que son muy útiles para ser utilizadas esporádicamente.
Sin embargo tienen una vida útil menor que las de gel y las de ácido plomo y tienen un peor funcionamiento a bajas temperaturas que hacen disminuir su rendimiento.
En las nuevas tecnologías se está apostando por este tipo de batería aunque su precio es muy elevado en comparación con las demás.
La ligereza, seguridad y el tamaño compacto son sus tres fortalezas.
Además no necesitan de un regulador de voltaje puesto que permanece lineal durante la descarga.